Ortega arremete contra la ONU y cuestiona su efectividad en el orden mundial
El presidente nicaragüense Daniel Ortega ha provocado controversia al pedir la disolución de las Naciones Unidas, argumentando su ineficacia y parcialidad. Sus declaraciones reflejan la creciente tensión entre Nicaragua y los organismos internacionales, en un contexto de cuestionamiento a su legitimidad democrática.

Daniel Ortega durante su discurso en el 46 aniversario de la revolución sandinista en Managua
El presidente nicaragüense propone disolver el organismo internacional en medio de críticas a su legitimidad democrática
En un discurso que refleja la creciente tensión entre Nicaragua y las instituciones internacionales, el presidente Daniel Ortega ha llamado a la disolución de las Naciones Unidas, argumentando que la organización "no sirve para nada" y requiere una refundación total.
Cuestionamiento a la legitimidad institucional
Durante la conmemoración del 46 aniversario de la revolución sandinista en Managua, Ortega expresó su descontento con el funcionamiento actual del organismo internacional. El mandatario nicaragüense, cuyo gobierno ha sido objeto de críticas por su alejamiento de los principios democráticos, manifestó:
"Hay que refundarla, y refundarla significa que desaparezca [...] Es necesario crear unas nuevas Naciones Unidas que den seguridad a los pueblos"
Análisis del contexto político
Las declaraciones de Ortega se enmarcan en un patrón de confrontación con las instituciones internacionales y ocurren en un momento de creciente aislamiento diplomático de Nicaragua. Sus críticas se centran principalmente en:
- La supuesta parcialidad de la ONU en conflictos internacionales
- El presunto control de la organización por potencias occidentales
- La falta de intervención efectiva en crisis humanitarias
Implicaciones para la diplomacia regional
Este posicionamiento radical contra el principal foro multilateral mundial genera preocupación en la comunidad internacional y especialmente en América Central, donde la estabilidad democrática y el respeto a las instituciones son pilares fundamentales del desarrollo regional.
Las declaraciones también evidencian el distanciamiento del gobierno nicaragüense de los principios democráticos y del orden internacional basado en reglas, elementos esenciales para la convivencia pacífica entre naciones.